
Lo más esperado: Los que esperamos cada nueva obra del danés Anders Thomas Jensen como agua de mayo desde que Las manzanas de Adam en el 2005 nos descubriera el particular (y divertidísimo) universo de este peculiar director y guionista recibimos con un jovial entusiasmo (a tenor por las risas y aplausos en la Sala Tramuntana) Men & Chicken. De nuevo Nikolaj Lie Kaas y Mads Mikkelsen vuelven a introducirse en la descacharrante galaxia Jensen dando vida a dos hermanos que descubren que su padre biológico vivía en una isla casi deshabitada, donde tienen tres hermanos muy especiales que no conocían, y donde realizaba esperpénticos experimentos. Es fiel a su estilo (único en el mundo), con su mezcla de humor inteligente pero soez, y como siempre está estupendamente interpretada y realizada. Una gozada, aprovecho para recomendar las cuatro películas dirigidas por su autor.
Jarro de agua fría: The Assassin, de Hou Hsiao-Hsien, venía de haber recibido una gran acogida en Cannes y era uno de los platos fuertes de la jornada. Lenta, exuberante, cargante y reflexiva hasta la extenuación, se trata de una película innegablemente hermosa al menos en el apartado plástico, pero tremendamente tediosa al menos para un cierto tipo de público del Festival de Sitges. En el siglo IX, Nie Yinniang (Shu Qui) es enviada por su mentora a la provincia de Weibo para acabar con la vida del gobernador, pero su sentido de la justicia se verá enturbiado por los diferentes complots entre los poderosos de la zona. Sí, es wuxia, pero como si lo dirigiera Albert Serra, para entendernos. Se me atragantó considerablemente.
Para considerar: The Last Days in the Desert, de Rodrigo García Bercha, resultó una sorpresa ejemplar, y eso que de buenas a primeras sospecho que el cine bíblico debe ser complicado de programar en Sitges: al final la pusieron a últimas horas de la noche, en un entorno relajado y tranquilo (media entrada en el Casino Prado, que para un martes noche no está nada mal), y lo cierto es que funcionó. Es una historia original tomando como punto de partida el viaje de Jesucristo al Desierto de la Biblia, donde fue tentado por el Maligno, y en esta narración se topará con una familia que le planteará cuestiones que serán de vital importancia en su futuro. Se debatirá entre la acción o el libre albedrío, tendrá que hacer frente a sus propios deseos y a la vez tratar de ser inspirador: no se tratará de ganar o vencer, como descubrirá al final el hijo del Carpintero interpretado con mucha solvencia por Ewan McGregor. Una especie de estimulante Jesus Begins, si me permiten el chiste fácil.
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