
La maratón del Retiro del domingo me permitió recuperar la película ganadora de la presente edición, Red State, de Kevin Smith. Un grupo de chavales caen bajo las garras de un líder de una iglesia ultraderechista cristiana, interpretado a la perfección por Michael Parks. Pero la ATF tiene interés en atrapar a los miembros del grupo y cuanto decidan intervenir para capturarlos se perderá la visibilidad entre quienes son los malvados del asunto. La película se mueve bien por el terreno del humor negro «con mensaje» a lo Michael Moore, y tiene unas intenciones muy claras, muy directas y sabe como llegar hasta ellas. Además tiene un reparto repleto de actores estupendos, véase John Goodman, Melissa Leo o el propio Parks. Pero en general es una película de vocación pequeña, que ya de serie no optaría ni en la más alucinada de las fantasías de Smith a ganar un premio «gordo». Las cosas de los jurados, cuando no hay acuerdo, se coge la menos mala. También se puede ganar el mundial de motociclismo sin ser el primero en ninguna carrera.
Potente durante su primera hora A Lonely Place to Die, de Julian Gilbey, una survival horror protagonizada por Melissa George. Un grupo de alpinistas encuentran enterrada bajo tierra a una niña y en cuanto la liberen comenzarán a ser perseguidos por sus captores. Se dispersa demasiado en su último tramo, cuando los supervivientes llegan a la civilización y la trama empieza a complicarse en diversas facciones, pero resulta en general una buena película y que resulta necesaria en un festival de estas características.
Resulta muy peculiar la ganadora de la sección Midnight Extreme, Detention, de Joseph Kahn, aunque a nivel personal no me provocara ni mucho menos el entusiasmo que ha generado entre sus (bastantes, por lo que he podido comprobar) admiradores. Es terriblemente dinámica y lleva el postmodernismo a su máxima expresión en un ritmo de comedia desenfrenado y lleno de referencias, como si Richard Kelly dirigiera Scary Movie. Pero satura en exceso, no hay apenas caracterización, todo es puro plástico. Por cierto, el por qué ha ganado el premio de una sección en la cual, según el programa de mano, no era la suya, es algo que se me escapa.
En Inbred, un grupo de delincuentes juveniles y sus supervisores viajan al pueblo de Yotshire, una comunidad cerrada con unas celebraciones teatrales particularmente sanguinarias. Un accidente provocará una oleada de sangre en esta peliculita realizada por uno de los maestros del gore artesanal, Alex Chandon. Válida para maratones, pero poco más.
Respecto al resultado general del palmarés, tengo miedo de convertirme en abuelo cebolleta y repetir lo que digo prácticamente en todas las crónicas que hago del Festival. Yo tengo un particular modo de entender lo que debería ser un premio, pero está claro que es una visión que no está compartida por todo el mundo, y mucho menos por los jurados que componen Sitges. No queda más remedio que asumirlo, pero mucho me temo que Red State acabará en ese pozo de ganadoras que en breve tiempo caerán en el olvido, como The Fall, el sueño de Alejandría, como Requiem, el exorcismo de Micaela o Surveillance, quizá no tan profundo ya que su director tiene un nombre de relativa importancia dentro del fantástico. El premio a Another Earth podría haber significado una “marca de tendencia”, hacia una ciencia ficción más intimista, de corte indie, que parece estar llevándose mucho ahora desde que el año pasado Monsters le diera pistoletazo de salida “oficioso”, o a Attack the Block el aplauso definitivo al aire gamberro que respira el fantastique en muchas de sus vertientes últimamente. Pero claro, también me veo obligado a aclarar que Red State me gusta y, hasta cierto punto, puede considerarse un “premio de autor”, aunque Smith no me parezca en ese sentido, lo mismo que, digamos, Guy Maddin. Sigo creyendo que la diversificación de opiniones genera que se gane aquella que “cae bien”, pero que no apasiona. Como ocurre muy a menudo en el palmarés de este Festival.
Pero el resto de premios importantes (les aseguro que hay tantos que me pierdo, y que la mayoría al margen de la sección oficial me importan entre algo, poco y nada) si me han dejado muy contento: Michael Parks y Brit Marling se lo merecen, los efectos especiales de Eva eran realmente merecedores de trofeo, quizá el guión de The Woman no sea del todo su plato fuerte, pero no estaba nada mal…
Más allá del Palmarés, si han ido leyendo mis textos ya habrán notado que no ha sido precisamente la edición del Festival que más me ha entusiasmado. Es curioso como este año no se le puede reprochar nada al equipo de selección de Sala y su gente: han estado todas las que debían estar, que luego muchas no hayan estado a la altura… es significativo de cómo está el patio y nada más. Que haya habido tan poco fantástico, o tanto fantástico “off screen”, también se puede entender como un signo de la crisis económica que se vive actualmente y que, como en las clases sociales, se diferencia ya mucho la producción clase A donde naves extraterrestres destruyen la ciudad, y las clase B donde te indican que en el cielo hay otra tierra o una nave extraterrestre posada sobre Lavapiés pero lo que importa es el drama personal de los personajes. De las A apenas hemos visto nada, de las B bastantes, y creo que van a crecer. Eso en concreto no es bueno ni es malo, depende simplemente de la calidad de las películas, no sufran, les aseguro que Womb o Extraterrestre son un millón de veces mejores que Skyline o Invasión a la Tierra, por lo que no tiene que significar nada negativo, simplemente un cambio de tendencia natural. Y aunque hubieran terminado entrando, yo que se, el Dracula de Argento, la secuela de Human Centipede o incluso la de Porco Rosso, el resultado general tampoco se hubiera movido tanto (por otro lado, si piensan en Don’t be Afraid of the Dark, ya les aseguro que esta en todo caso lo hubiera empeorado, ya que es tranquilamente la peor película que he visto en este 2011).
Pero que lo cortés no quite lo valiente, siguen siendo diez de los mejores días del año y un servidor espera seguir acudiendo durante muchos años más, sean las películas mejores o peores. Estoy demasiado enamorado de este Festival como para hacer sangre con él.
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