
Nacido en Los Alcázares, Murcia, un 22 de enero de 1937, este director ha sido uno de esos trabajadores del cine español que alcanzó el éxito a base de poner trabajo y cariño en sus producciones. Aunque por diversas circunstancias su filmografía fantástica no es especialmente extensa, sirve para que le recordemos por siempre como uno de los directores más conocidos del género en nuestro país.
Muy joven su familia se mudó a Madrid, donde comenzó su relación de amor con las salas de cine. Dicen que fue viendo Los crímenes del museo de cera cuando decidió que quería dedicar su vida al arte, abandonando sus estudios de ingeniería de caminos. Su madre, peluquera, habla con una de sus clientas, y Carlos comienza así a trabajar en una compañía teatral como «chico para todo». Tuvo la suerte de que la compañía, dirigida por Pérez Puig, entra a trabajar en un programa de televisión, en el que se ponía al servicio de un director distinto en cada episodio. Ahí conoce a Ricardo Blasco, al que pide una oportunidad en el cine.
Comenzó así a trabajar en el equipo técnico de coproducciones de spaghetti western, hasta llegar a convertirse en asistente de director del argentino León Klimovsky, en aquel momento una de las grandes figuras tras las cámaras del fantaterror español y del que Aured aprendería, lo dice él mismo, todo como director. Rodando con él y con Paul Naschy La Noche de Walpurgis, comenta al productor José Antonio Pérez Giner, que él sería capaz de hacer la labor de Klimovsky en menos tiempo, ahorrando costes. El productor no tarda en tener una charla con él, y con el visto bueno de Naschy le encarga el rodaje de El espanto surge de la tumba.

La película marcaría el primer ejemplo del lastre que acompañaría a Aured durante toda su filmografía: la urgencia de los productores por lanzar una película a toda prisa y con el menor coste posible. Pérez Giner quería rodar en los terrenos rurales de Naschy, con casi la mitad del coste habitual. Pese a lo austero del producto y las urgencias, la cinta logró un gran éxito, que abre las puertas de la industria a Aured. No tardaría en repetir con los psycho-killers Los fríos senderos del crimen y la más destacable Los ojos azules de la muñeca rota, en la que explotaba los tópicos del giallo, nuevamente junto a Naschy (y a Pérez Giner), y que ganó un premio al mejor guion (Naschy-Aured) en el Festival de Amberes.
La relación con Naschy fue su mejor etapa, y dio dos títulos más La venganza de la momia y El retorno de Walpurgis, las dos bastante deudoras del terror gótico de la Universal y la Hammer, tanto por sus personajes como por su ambientación. Sin embargo, la colaboración con Naschy se veía interrumpida buscamente a causa del siguiente proyecto de Aured, el thriller policíaco La noche de la furia. El proyecto quería venderse en Estados Unidos, por lo que la producción opta por el actor Glen Lee como protagonista, que estaba haciendo carrera en España. Naschy se siente despreciado, y la paga con Aured, rompiendo su relación. La película no logró distribución en Estados Unidos, afectando a la carrera de Aured.
Parecía que podía ser el final de su carrera, pero llegó la transición a España, y con ella la caída de la censura, y la explosión sexual del cine patrio. Aured encontró aquí la manera de seguir dirigiendo, comenzando con Susana quiere perder… eso, a la que siguieron otros títulos del cine S, algunos tan míticos como Apocalipsis Sexual o El fontanero, su mujer y otras cosas de meter (título, por cierto, acuñado por el propio Aured).

El cine erótico no llenaba a Carlos, pero era una forma de seguir trabajando en su mundo y permanecer activo. Y, además, entre unas y otras, firmó el guion de El triunfo de un hombre llamado Caballo, tercera entrega de la popular saga de westerns protagonizada por Richard Harris. La película no repitió los éxitos anteriores, pero sirvió a Aured para salir del pozo del erotismo y llamar la atención de los productores para volver al terror y el suspense con El enigma del yate y Atrapados en el miedo. También probó suerte como productor en coproducciones como Leviatán y Alien Predator. Pero ninguna de las cintas fue un éxito, y el futuro de Aured se presentaba incierto.
Así que decidió que era el momento de renunciar a su sueño y buscar un trabajo fijo. Comienza a trabajar en Televisión Española antes de pasarse a la recién creada Canal+, donde verificaba la calidad de las cintas a emitir, y además se encargaba de programar la película pornográfica de cada fin de semana. Pero «no era él», como decía su viuda. Carlos no para de buscar la forma de volver a dirigir, llevando guiones a todos los productores. Algunos, como Julio Fernández (Filmax) incluso le contestaban de mala manera («trabajamos con realizadores jóvenes y/o con talento, que no es tu caso», decía un dolido Aured que le llegaron a decir).
En el 2005, recibiendo un premio a su carrera en el Festival de Algeciras, se reencuentra con Paul Naschy y ambos se reconcilian. Meses después Naschy le encarga la dirección de La Gaviota (más tarde Empura), pero Aured no terminó el rodaje siendo sustituido por el propio Naschy por causas que no están muy claras (hay quien dice que estaba muy enfermo, y otros que no era capaz de dirigir en estos nuevos tiempos, desechándose todo lo que rodó). Sería a la postre el último trabajo de Aured, quien fallecía meses después de un ataque al corazón, el 3 de febrero de 2008.
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